No correrá mucho, pero no veas las barbacoas que puede preparar. La camioneta que tienes sobre estas líneas, posiblemente el híbrido más estrambótico desde cierto Escarabajo con mala leche, es obra de Chris Lentz, un electricista estadounidense cuyo sueño no era otro que tener una pickup a reacción. Hay gente que quiere dar la vuelta al mundo en globo, los hay que se conforman con una casa con jardín, y luego tenemos elementos como este. No le vamos a juzgar.
Lentz, que comenzó su proyecto hace dos años, partió de un motor checoslovaco de los años 50 como el utilizado por el avión de entrenamiento Aero L-29 Delfín, un pequeño biplaza militar que en su día llegó a entrar en acción. Tras pagar 10.000 dólares por él, adquirió en eBay una Ford F-150, que con unos toques de soldador y varios refuerzos, se transformó en la base perfecta para este experimento.
Utilizando su motor a explosión de 4,8 litros y 231 caballos, la camioneta acelera de 0 a 100 km/h en aproximadamente 14,5 segundos, pero tan pronto como activa el segundo propulsor sus 2.700 caballos se hacen sentir al instante. Tampoco esperes unas prestaciones de infarto; 2,8 toneladas no se mueven así como así, y dudamos mucho que los ingenieros del reactor lo diseñaran pensando en las carreras de pickups. Así las cosas, el 0 a 100 desciende a 8,5 segundos, y la velocidad máxima se queda en 225 km/h. Las hay más rápidas, pero posiblemente ninguna de ellas consume 47 litros de combustible a los 100 km... ni proporcionarían a su creador la misma satisfacción.
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