domingo, 15 de agosto de 2010

El neumático con la caída integrada



La imagen que ves a la derecha se corresponde con un invento realmente extraño, pero que tiene en cierto modo algo de sentido. Si estás metido en el apasionante mundo de la dinámica del automóvil estarás al tanto de la importancia de la elección de la geometría de la suspensión y de un parámetro vital en toda la ecuación: La cantidad de caída negativa que se le da a las ruedas.

Una caída negativa mejora el paso por curva, permitiendo que la huella de contacto cuando el coche se apoya fuerte en una curva se mantenga bastante más estable.

El problema es que en línea recta la selección de una caída negativa hace que la superficie de contacto útil del neumático sea menor, con lo que se incrementa la temperatura de la parte interior del mismo, se degrada con mayor facilidad, y empeoran las características de estabilidad y adherencia en frenado.

Así las cosas, y como todo en el mundo del automóvil, hay que buscar un compromiso que suele estar generalmente por debajo de los dos grados de caída negativa, para tratar de buscar obtener buenos resultados.

¿La solución? Pues un inventor norteamericano, llamado John Scott ha patentado algo que ya habíamos visto antes alguna vez: Un neumático cuyo diámetro interior es menor que el exterior, con lo que queda con caída en si mismo, siendo un tronco de cono.

No hay que ser un genio para saber que un neumático con forma de tronco de cono tiende a tener un efecto direccional por si mismo, y que por tanto va a generar una fuerza centrípeta constantemente, contrarrestada por su par en el otro lado del vehículo, lo que aumentará la resistencia total a la rodadura.

Scott nos habla de que de esta manera se facilita el trabajo de la suspensión, pues no hay que recurrir a soluciones extremas en las geometrías, cosa que sin duda es verdad.

¿Llegará a la producción? Lo dudamos todo y más, pero oye, la curiosidad del día había que traértela para que estés a la última.

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