jueves, 24 de marzo de 2011

Mazda 787B

Si algo hacía especial al Mazda 787B era su motor rotativo o de tipo wankel que constaba de cuatro rotores y alcanzaba unos 700 CV a 9.000 RPM y un par máximo de en torno a 600 Nm a 6.500 vueltas. La propia marca aseguraba que el pico de potencia podía llegar a los 930 CV y rozar un máximo de 10.500 vueltas, aunque estas especificaciones nunca llegaron a usarse en carrera para no incidir en problemas de fiabilidad.

Aunque la fama del Mazda 787B viene dada por su periplo en las 24 horas más famosas del mundo del automovilismo a manos de Johnny Herbert, Volker Weidler y Bertrand Gachot, lo cierto es que también compitió a nivel mundial en el World Sportscar Champhionship (Le Mans era una prueba del calendario) y el All Japan Sports Prototype Championship. Veamos un poco más de su historia.

Durante el año 1990 Mazda presentó en Le Mans dos prototipos del Grupo C, tanto el 787 como su predecesor, el 767. Esa temporada la suerte no estuvo de su parte ya que sólo el viejo 767 pudo acabar la prueba, haciendo evidente que la fiabilidad del 787 era un punto importante sobre el que trabajar.

De cara a la siguiente temporada, Mazda introdujo una evolución del 787, el 787B que hoy nos ocupa. Básicamente recibió un nuevo motor, el R26B, que aunque casi idéntico al anterior (2.616 cc.), tenía un nuevo sistema de admisión variable y tres bujías por rotor en lugar de dos. La caja de cambios manual unida al motor rotativo siguió siendo de cinco marchas y origen Porsche.

Sobre el monocasco de carbono y kevlar, la carrocería de fibra de carbono del 787B recibió también una serie de mejoras aerodinámicas y se reubicaron los radiadores (uno único en el frontal, en lugar de dos a los lados de la cabina). Gracias a los materiales usados y a la ligereza del motor rotativo, el Mazda pesaba 830 kilogramos, casi cien menos que algunos de sus competidores.

La aventura en Le Mans
No era el coche más rápido, pero era más ligero, tenía mejor economía de combustible y los ingenieros de Mazda estaban convencidos de que esta vez la fiabilidad de sus coches era la mejor posible. Por ello, Ohashi, el jefe de equipo de Mazda, dió orden a uno de sus coches (el número 55, en concreto) de desarrollar la carrera como si de una prueba de corta duración se tratase, sin guardar nada para el final.

Aunque el coche 55 se clasificó decimonoveno para la parrilla de salida, consiguió colocarse tercero en relativamente poco tiempo. Llegada la noche, el Mercedes-Benz C11 entre cuyos pilotos estaba Michael Schumacher sufrió una salida de pista y dió al 787B la oportunidad de tomar la segunda plaza.

Después de 22 horas de carrera, y a pesar de haber reducido el ritmo por ir en cabeza, el otro Mercedes-Benz C11 tuvo que hacer una parada en boxes por problemas mecánicos, momento en el que el Mazda 787B con el número 55 se impuso como lider provisional.

Tras 362 vueltas y cerca de 5.000 kilómetros recorridos, el coche 55 cruzaba la línea de meta con Herbert al volante, coronándose como el primer coche japonés en adjudicarse la prueba y el único con motor rotativo en hacerlo hasta hoy día.

A finales de la temporada 91, la FIA prohibió los motores rotativos para esta competición (la regulación sólo permitía motores como los que se usaban en F1) y dió con ello sepultura al Mazda 787B, que tuvo que ser relegado a otras pruebas no internacionales.

La FIA desterró uno de los coches con el sonido más impactante e increíble de toda la parrilla para más adelante ocupar su puesto con nuestros queridos petroleros, mucho más abusivos frente a los modelos de gasolina que la diferencia de peso que podía suponer un ligero motor wankel.

20 años después de la victoria en Le Mans, todavía podemos escuchar (aunque sea en vídeo) esta joya de Mazda. Espero que os guste.



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