Hace unas semanas Green Rider nos recordaba un vídeo de los que marcaron un antes y un después, de los que crearon una auténtica leyenda en torno a sus imágenes. Transcurría en 1989, una época en la que las hombreras aun se lucían orgullosas. En aquel año, en mitad del día a día parisino, entre coches de la época cuyos conductores aun tienen el corazón parado al ver la sombra de alguien a 280km/h, un joven francés marcó un récord histórico y no oficial difícilmente superable en su tiempo.
Aquel hombre, de 27 años, utilizó la Boulevard Périphérique de Paris como circuito privado y propio queriendo completar sus 35km de largo en el menor tiempo posible. El acto, o simplemente la idea, no tiene nada de especial en la actualidad pues tenemos cientos, quizás miles, de suicidas en nuestras carreteras y otros tantos en el cementerio. Unos lo ven o lo vieron como un acto heroico mientras otros como una atrocidad contra la sociedad y todas las personas que en aquel momento conducían por la Periph.
Sea como fuere, Pascal, o el Príncipe Negro, se decía en su momento que revelaría su identidad cuando cumpliera 50 años. Y si las cuentas no nos fallan, en 2012 podríamos conocer la historia completa de este aficionado. Es el momento de destapar la leyenda.
Pascal trabajó duro en su Suzuki GSX-1100R – apodada la Tueuse; asesina –, utilizando piezas de la GSX-750R de competición y aumentando la cilindrada de la moto de fábrica para llegar a los 1300cc. Cierto día, sobre las siete de la mñana, con un buen grupo de personas ayudando para grabar cada instante, se lanzó a la carretera francesa en busca de un reto. Concentrado en conducir, en esquivar coches, en utilizar la adrenalina para dar gas donde nadie en su sano juicio lo haría completó una vuelta completa a la capital en 11 minutos y cuatro segundos.
Luego de tan especial vuelta el montaje no tardó en llegar a la televisión. Llegó a manos de los periodistas y fue emitido en el programa “Reporters” bajo el título “Course interdite”, lo que terminó de ensalzar o condenar la figura del Príncipe Negro. Poco se ha sabido de él desde entonces, muchos han sido los que, llevados por el afán de protagonismo, han declarado ser Pascal y otros los que le han dado por muerto.
Un tiempo prudencial después, en 2009, con una vida totalmente distinta la revista francesa Moto Revue le localizó y publicó una entrevista en la que, entre otras cosas, se sincera y dice arrepentirse por aquel acto que tanto ha marcado su vida. Entonces, aun pensaba en permanecer en el anonimato aunque quiso contar la verdad.
La otra cara de la leyenda es que no hay leyenda, sólo televisión
Como decía, la revista francesa pudo localizar a un hombre que respondía en nombre del Príncipe Negro, anónimo, pero con una historia totalmente distinta que contar. La Cinq, la cadena que emitió el programa, quiso imitar las Cannonballs americanas y movió por el mundillo de las dos ruedas un reto bien pagado que podría sacar a más de uno de un buen aprieto. En vez de imitar el famoso rally ellos se concentraron en la Peripherique montando un auténtico dispositivo de cámaras y personal alrededor de los moteros voluntarios, quienes podrían ganar hasta 50.000 francos– cuando una Suzuki como la utilizada costaba unos 60.000 –.
No extrañan ahora los medios de los que disfrutaban unos simples aficionados, que hasta se permitían el lujo de editar el vídeo y realizar distintos montajes de lo más profesional. En esta ocasión el anónimo quiso subrayar que nunca revelaría su identidad y que alguien inventó que la revelaría a los 50 años para seguir alimentando la hisotria.
Sin embargo una televisión holandesa se puso en contacto con un motoclub de París – desconozco si fue antes o después de la entrevista de Moto Revue – para retomar la historia y fue entonces cuando Pascal, o alguien que podría ser él, dio la cara.
Alguien que puede ser él porque no es más que el representante de esa figura mítica del motociclismo urbano. Un padre de familia ocupado ahora en cuidar de su familia y disfrutar de una vida que por aquel entonces no tenía, un verdadero héroe. No puedo defender este tipo de actos, pero puedo llegar a entender la situación en la que se encontraba.
Ghost Rider le dedicó una vuelta a la Periph en 2004
Al respecto, hay que citar al también ampliamente conocido Ghost Rider. En 2004 se montó en su Suzuki GSX-1000R para homenajear al Príncipe Negro. Durante aquella madrugada el sueco fulminó el récord bajando el tiempo hasta los nueve minutos y 57 segundos, con una máquina muy superior y ciertamente mucho menos tráfico que entonces.
via motorpasionmoto.com
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