Tuvimos que esperar hasta comienzos de 1993 para volver a tener noticias de un nuevo BMW M3. Se trataba de la siguiente generación , la conocida como E36, que no tenía nada que ver absolutamente con su antecesor.
El nuevo M3 contaba con una nueva plataforma de suspensiones más modernas y dimensiones más grandes, así como un motor de seis cilindros con 3 litros que aportaba elementos tecnológicos de vanguardia como era la distribución variable Vanos que afectaba al árbol de levas de admisión. Con todo ello, la anunciada por esta nueva mecánica fué de 286 cv, una aceleración de 0-100 de solamente 6 segundos y una velocidad máxima (autolimitada) de 250 Km/h.
Pero en ese afán de BMW de mejorar lo bueno permanentemente, en poco más de un año (1995) se presento la evolución de esta segunda generación M3. De todas formas aquí ya no se hablaba de Evolution, ya que para entonces el M3 habia adquirido envergadura propia dentro del mercado y no se hacían los desarrollos obligados por la reglamentaciones de la competición, si no los que el público de la calle demandaba y la legislación anticontaminante, que se iba haciendo cada vez más exigente, obligaba. Así esta renovación, además de algún ligero cambio estético , afectó al motor de seis cilindros que aumetó su carrera de 85.8 a 91 mm, para dejar la cilindrada en 3.2 litros. Si a ello se le une la relación de compresión aumenta de 10.8:1 a 11.3:1 y que la distribución variable Vanos actúa también en el árbol de levas de escape, pues nos encontramos con un M3 que anunciaba 321 cv, una aceleración de 0-100 de 5.5 segundos y una velocidad máxima autolimitada de 250 Km/h, y lo que es más importante con una potencia específica de más de 100 cv/litro, lo que fué toda una revolución en la época.
Justo un año después, hablamos de 1997, se presentó uno de los múltiples avances que han sido estrenados por la saga M3 a lo largo de su historia. En este caso nadie podía imaginar la trascendencia de esta novedad con las que nos sorprendía la firma bávara. Se trataba de la caja de cambios secuencial SMG. No contaba con las levas en el volante y todavía resultaba un tanto lenta, así que no salió muy bien parada en las pruebas de la época. Pero lo que sí quedaba determinado eran las bases de futuro de las cajas de cambios de los deportivos del próximo siglo. Por que con esta innovación acababa la producción de M3 E36 con un total de 71.242 ejemplares fabricados.
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