lunes, 9 de noviembre de 2009

Las marcas se centran en una reducción de peso.



Existe una frase muy popular en el mundo de la competición del motor: “No me aumentes la potencia, redúceme el peso”. Parece ser que la mayoría de las marcas están dirigiendo sus esfuerzos a disminuir el peso de los vehículos que se comercializan en la actualidad.

Resulta curioso como han “engordado” los coches de hoy en día en comparación con los de hace 15 años, este aumento de peso viene justificado por el aumento de los elementos de seguridad y la mejora en calidad de los materiales utilizados en el habitáculo.

A un amante de los coches, como yo y todos vosotros, le darán ganas de echarse a llorar cuando ve que el peso de un utilitario sobrepasa los 1200 kilos, una cifra, que aunque venga implícita en la seguridad ofrecida, resta bastantes enteros en cuanto a sensaciones al volante.

Pero claro, nadie queremos un coche veloz e inseguro, la seguridad va por delante de todas las cifras ¿No?. Los fabricantes se están centrando en una reducción de peso enfocada en utilización de aluminio en vez de acero en las carrocerías y en el perfeccionamiento de otras técnicas de soldadura, con estos métodos se puede alcanzar una reducción de peso de más de 100 kilos.

Estas técnicas de fabricación ya se utilizan en los super deportivos donde cada gramo de peso queda marcado en las cifras con las que se quiere impresionar al mundo.

Si alguno de vosotros tenéis un coche de más de 12 años comprobad su peso y compararlo con el de cualquier vehículo nuevo de la actualidad, os quedareis impresionados.

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