domingo, 31 de mayo de 2009
Hispano Suiza, recuerdos de una época gloriosa
En la serie de artículos que ha provocado mi visita a Retromóvil no podía faltar uno de la historia de Hispano Suiza (que por supuesto estaba presente en la cita), una empresa española de automóviles de lujo y competición que tuvo también su vertiente en los diseños de motores de aviación, marinos, vehículos de transporte y bélicos y hasta armamento.
La marca fue fundada en Barcelona en 1904 por los empresarios catalanes Damián Mateu y Francisco Seix junto al prometedor ingeniero suizo Marc Birkigt. La empresa tuvo un gran desarrollo durante la segunda y tercera décadas del siglo XX, con un nombre que se ganó respeto mundial. Hasta que fue vendida al INI (Instituto Nacional de Industria), en el año 1946, y lo perdió todo…
En 1915 la Hispano-Suiza lució un nuevo emblema junto con las banderas de España y Suiza: la cigüeña, y fue en honor a una escuadrilla francesa de aviación equipada con motores Hispano-Suiza, que había destacado por sus victorias en la guerra con unos cazas que tenían pintados este ave en el fuselaje de los aviones.
Cuando en 1917 murió uno de los pilotos más destacados de la aviación aliada, Georges Guynemer, miembro de la citada escuadrilla de las cigüeñas, Hispano-Suiza en homenaje al héroe, adoptó la cigüeña como mascota de la marca.
Una tecnología puntera
Esta industria automovilística propia permitió fabricar el que se puede considerar mejor automóvil de su tiempo, el H6, ya que su avanzada tecnología fue la base de la llegada de los automóviles modernos que tenemos en la actualidad y la envidia de las grandes marcas del momento. Los años 20 y 30 fueron los de máximos esplendor de la marca, saliendo maravillas mecánicas que se convirtieron en el rival directo del Rolls Royce “Silver Ghost”.
La primera aparición de la cigüeña plateada se produjo en el Salón del Automóvil de París de 1919, sobre el capó del nuevo Hispano Suiza H6B, un coche lujoso, vanguardista y de sofisticada técnica que montaba los nuevos motores basados en los de aviación. El vehículo incorporaba además una primicia mundial: los frenos servoasistidos.
Muy pronto, otras marcas como Rolls-Royce, Renault o General Motors pidieron la patente a Hispano-Suiza de esta novedosa tecnología, debido a que era un sistema muy eficaz para frenar adecuadamente coches de mucho peso, como las grandes berlinas de lujo.
Producción compartida
En el año 1920 se reemprendió la producción en la factoría francesa de Bois-Colombes con el nuevo chasis del H6B, un coche adelantado a su tiempo equipado con motor de seis cilindros y 6.6 L, capaz de alcanzar los 150 km/h. El modelo fue creado con el objetivo de competir con lo más granado del mercado y fue todo un éxito en el mercado.
La Hispano-Suiza francesa presentó en el Salón del Automóvil de París de 1931 el J12, un coche caracterizado por su lujo y su buen diseño. El J12 era un coche de características inauditas en aquella fecha: con un motor muy elástico, veloz y silencioso de 12 cilindros, 9500 cc, y 220 CV, superaba los 170 km/h y podía pasar de 0 a 100 en 12 segundos.
En 1932, 1933 y sucesivos aparecieron en la fábrica de Barcelona diferentes tipos, todos excelentes modelos: el tipo 60, de 20 CV; el T64, de 6 cilindros, de 90 × 120; el 56 bis en serie normal y en el tipo Grand Sport, con chasis extrabajo de 36 CV, todos ellos de seis cilindros y rápida aceleración.
La factoría de París dejó de fabricar en 1934 el mítico H6 después de 15 años en producción así como el Hispano Suiza Junior, si bien este último continuó fabricándose en Barcelona. En ese mismo año Marc Birkigt completó en Francia el diseño del K6, de 6 cilindros y 30 CV, el último automóvil de lujo diseñado por el ingeniero suizo.
El inevitable declive
Aunque su historia con la marca Bugatti sea paralela, no fue la Segunda Guerra Mundial quien detuvo su avance, sino la Guerra Civil. Para 1936, la producción estaba prácticamente paralizada y la marca estaba destinada a morir a pesar de los numerosos intentos por resucitarla.
Concluida la guerra, el gobierno español empezó una serie de acciones con el fin de reflotar la industria automotriz española. Con Hispano-Suiza quebrada, la ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones S.A.) se encargaría de ésta y empezó a fabricar camiones con su nombre. Sin embargo, más adelante, la orientación se cambió a la construcción de los prototipos deportivos que ya llevaban de nombre… Pegaso.
Hoy en día los automóviles Hispano-Suiza son cotizadas piezas de colección que dejaron de producirse hace más de 60 años, un lujo al alcance de unos pocos que sigue levantando pasiones en todas las concentraciones a las que acuden.
En la actualidad la Hispano-Suiza española forma parte del Grupo Peralada, que si bien no fabrica ningún producto continúa activa manteniendo la propiedad de las marcas y emblemas de la misma. En cuanto a la Hispano-Suiza francesa, se integra en el grupo francés Safran, un conglomerado de industrias aeroespaciales, areonáuticas, defensa, telecomunicaciones y seguridad.
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