Las 24 Horas de Nürburgring probablemente sea una de las carreras de resistencia más exigentes del mundo para piloto y máquina. 24 horas dando vueltas constantemente al “Infierno Verde” supone un completo agotamiento físico y mental, la concentración requerida es máxima y un error puede dar al traste con la carrera entera. La carrera – que en realidad se llama ADAC 24h Rennen Nürburgring – está poblada por vehículos modificados de producción, prototipos y GTs como el Porsche 911 GT3 RSR.
Para fabricantes como Lexus supone una oportunidad ideal para probar sus prototipos en condiciones reales de competición. Llevamos años conociendo la existencia del Lexus LF-A y ya el año pasado compitieron en la misma carrera. Este superdeportivo esconde en sus entrañas un potentísimo motor V10 atmosférico de unos 500 CV de potencia, y es la respuesta de Lexus al Nissan GT-R. Enfocado principalmente a un alto rendimiento en circuito fue mostrado hace ya 4 años en forma de prototipo.
Todo parece indicar que el desarrollo está llegando a su fin. Los prototipos que surcarán el Nordschleife son casi vehículos de producción, con camuflaje puntual en zonas como las ópticas. Los patrocinadores se encargan de esconder el resto de rasgos de la carrocería. Como buen coche de competición, lleva un enorme spoiler y un sistema de reposataje rápido. Lo cierto es que más parece que su objetivo es arrasar en la carrera que tomar datos para posteriormente ajustar parámetros de su superdeportivo.
Y es que arrasar puede ser uno de los objetivos: uno de los pilotos de los dos coches que participarán será Akio Toyoda, el mismo presidente de la compañía. La imagen corporativa toma un cariz muy importante en este caso. Otros fabricantes también entrarán en la competición con sus vehículos, tal es el caso de Volkswagen con un Scirocco alimentado por gas natural comprimido.
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